La cifra es lo de menos,
compararla con la de la Diada, también. No es cuestión de utilizar en el grave
asunto del soberanismo, al igual que se hace en el de la corrupción, el “y tú
más” o, en este caso, el “y tú menos”. Tampoco es cuestión, aunque tenga su
importancia, de hacer reproches sobre los diferentes apoyos y recursos de cada
una de las convocatorias, Diada y 12-O, aunque el hecho de que TV3, una
televisión pública pagada por todos los españoles, incluidos los catalanes,
dedicara a la Diada quince horas y al 12-O sólo cinco minutos (TV española
tampoco ha tirado la casa por la ventana), aunque en la Diada todo el aparato institucional
catalán se volcase en la convocatoria y en el 12-O sólo lo hicieran dos
partidos políticos, el PP y Ciutadans, y aunque en la Diada no sólo TV3 sino el
resto de televisiones catalanas, radios y medios de comunicación, controlados
por la Generalitat, se dedicasen previamente a caldear un ambiente antiespañol
que en el 12-O no se ha producido. Que los independentista juegan con ventaja
ya lo sabemos. Es cuestión de entender que, justo en un mes, se han dado dos
multitudinarias manifestaciones con objetivos totalmente distintos, poniendo en
evidencia, como mínimo, que la sociedad catalana se encuentra muy dividida y
sometida a una tensión innecesaria, dándose la circunstancia, en todo caso, de
que la del 11-S, multitudinaria, es menor que la del año anterior, y que en la
del 12-O, sucede todo lo contrario. Pero, en fin, todos estos detalles tienen
poca importancia, pues, aunque fueran muchos más o menos quienes apoyan cada
una de las manifestaciones, lo importante es que los ciudadanos españoles, incluidos
los catalanes, perciban con claridad las diferencias entre ambas, sus objetivos
y lo que, en realidad, está en juego.
Basta comparar los lemas para
empezar a percibir las sustanciales diferencias entre unos y otros. Mientras el
“Vía catalana” del 11-S es excluyente y desintegrador, el “Som Catalunya, somos
España·” es incluyente e integrador; mientras el primero utiliza símbolos
ilegales, como la estelada, omitiendo, cuando no rechazando e incluso
agrediendo los oficiales de Cataluña y España, como la bandera española, el
segundo utiliza la simbiosis entre la cuatribarrada, bandera legal en el ámbito
catalán, y la bandera de España, legal y oficial en todo el Estado, incluida
Cataluña; mientras el primero utiliza exclusivamente el catalán como vehículo
de comunicación, el segundo integra el catalán y el español, mostrando la
riqueza lingüística de Cataluña con sus dos idiomas oficiales. . .y, en
definitiva, mientras que el primero incita a la discordia entre los propios
catalanes y de los catalanes contra el resto de españoles, el segundo llama a
la concordia entre todos los catalanes y de éstos con el resto de sus
conciudadanos españoles. Se mire como se mire, si con el 12-O queremos celebrar
todo lo que nos une a todos los españoles, incluidos los catalanes (tal como ha
dicho el Príncipe Felipe), tanto CDC como ERC se empeñan en que con el 11-S,
fecha que debiera ser festiva para todos los catalanes, se celebre, sin
embargo, todo lo que nos separa, pero no sólo a los catalanes de los españoles,
sino también a unos catalanes de otros, a los que consideran como catalanes de
segunda, ya que para ser de primera deben pasar por el ritual expreso de
renunciar a su condición de español, heredado de padres a hijos desde hace
siglos, además de por haber nacido en España.
Al margen de que la patronal rechace
entrar en el pacto por el derecho a decidir, al margen de que, según los
sondeos, no sea una mayoría de catalanes la que apostaría por el
independentismo (cuestión distinta es por el camelo del inexistente “derecho a
decidir”, que apoyan partidos como PSC y UDC) y, desde luego, no una inmensa
mayoría, que incluso así cometería una grave ilegalidad de tintes totalitarios
si hiciese una agresiva declaración unilateral de independencia, y, al margen
de las nefastas consecuencias que tendría para Cataluña semejante declaración
(por más que, aunque se les diga desde la UE, desde otros países incluso
independizados pero desde la legalidad internacional y desde el resto de
instituciones internacionales, CDC y ERC digan que sería el paraíso), bastaría
preguntar qué derecho tienen a arrebatar la doble condición de catalán y
español de tanta gente que no sólo se siente así, sino que además, como dice el
lema, son así, catalanes y españoles.
Durante la multitudinaria concentración
del 12-O, que, al final, sólo fue avalada políticamente por el PP y Ciutadans,
se ha puesto además en evidencia algo que, a mi juicio es muy grave, como es la
ausencia del PSOE y de UDC. Ante un lema tan aséptico como “Som Catalunya,
somos España”, su ausencia sólo se puede explicar porque el PSOE ya no existe
en Cataluña (a nivel español dicho lema lo suscriben de “pe a pa”, que yo sepa;
al menos los nuevos valores como Susana Díaz, así se lo recuerdan a Rubalcaba)
y porque, tanto el PSC como UDC, engañan a los ciudadanos españoles, incluidos
los catalanes. Los “federalismos asimétricos” o las “terceras vías” no están
reñidos con proclamarse públicamente como catalanes y españoles, que era lo que
la concentración del 12-O pretendía, frente a los independentistas que,
obviamente no pueden proclamarse como españoles y catalanes a la vez. ¿Qué les
impidió sumarse a la concentración? Los ciudadanos que, antes o después,
tendrán que ir a las urnas, necesitan sus respectivas explicaciones. Bueno, las
de Duran, no. Mientras siga formando parte de CíU ya se sabe de qué va. Siempre
ha sido así.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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