Finalizada
la Conferencia Política del PSOE es tiempo de hacer balance y valorar si el
esfuerzo realizado, que nadie pone en duda, se corresponde con el necesario
objetivo de revitalizar un partido mortecino que cada vez ilusiona a menos
gente. Elaborar una ponencia marco de 400 páginas con las propuestas hechas
durante ocho meses y estudiar las 12.617 enmiendas presentadas, simplemente
para alumbrar una cascada de ideas, que, por interesantes que sean, no tienen
carácter ejecutivo, aunque sí lo tendrían si en vez de una Conferencia se
tratase de un Congreso (cada vez más necesario) o, al menos, de un Comité
Federal, parece excesivo para un evento meramente propagandístico. Y
precisamente por tratarse de un evento de propaganda, debieran haber cuidado
mucho más la puesta en escena y el final del acto. Sabiendo que nada se iba a
decidir es absurdo que destacados socialistas hayan hecho demasiado ruido
contra la Ejecutiva socialista al iniciarse la Conferencia para cargarse de
silencios durante la misma y de aplausos fervorosos en su clausura a un líder
cuestionado que proclama que el partido sale “imparable, fuerte, unido y con
las ideas claras”, una especie de partido renovado que, obviamente, nadie se cree.
No es creíble que en una reunión de tres días en la que nada se decide un
partido político quede renovado por arte de magia, mientras que, nada más
acabar la reunión, todo sigue igual: el mismo proyecto, la misma cúpula
dirigente para ejecutarlo y los mismos barones que, reconociendo públicamente
la falta de liderazgo en el partido, manifestaban antes de la Conferencia que
“es el momento de agradecer a Rubalcaba el trabajo realizado”, que “Rubalcaba
es pasado”, que, si no se hablaba de primarias, el resultado sería “frustrante”
o que el calendario “debería salir” de la Conferencia. Al final, todo aplazado,
como no podía ser de otra manera. Y los proclamados “vox populi” como
contrincantes de Rubalcaba cuando se decidan a convocar las primarias, con las
armas cargadas tras el aplauso unánime al líder que quieren sustituir. Mucho
ruido para tan pocas nueces.
Aparcados
así los aspectos esenciales de las primarias, el calendario, el reglamento
electoral, el modelo de Estado ya decidido en Granada por los líderes
territoriales, la oposición al derecho a decidir, la relación con el díscolo
PSC…y tantos otros asuntos de vital importancia, bienvenidas sean, no obstante,
las nuevas ideas concretas de que, si posteriormente los órganos decisorios lo
tienen a bien, se reduzcan el % de avales para ser candidato, se elabore un
Código Ético, se tomen medidas a favor de la trasparencia, se exija la dimisión
a los procesados, entre otras tantas medidas, que, a base de pérdida de
credibilidad, serán de carácter obligado para cualquier partido que quiera
sobrevivir a esta debacle. Y bienvenidas sean también las que innecesariamente
se mencionan, pues ya formaban parte, que yo sepa, de los objetivos socialistas
antes de la Conferencia, como el estado del bienestar, la igualdad, los servicios
sociales, etc que citan como novedosas cuando siempre formaron parte de los
objetivos socialistas. Si recordar éstas y añadir la posibilidad de que se
puedan establecer aquéllas en el futuro es el bálsamo con que se recuperará la
credibilidad perdida, bienvenida sea la Conferencia transmutadora por milagrosa
que parezca, aunque muchos, lógicamente, no se lo van a creer.
¿Acaso
no es un milagro que Gómez, López, Madina, Chacón, García-Page y algunos otros
nombres estelares para suceder a Rubalcaba hayan sido eclipsados por una
estrella fulgurante inesperada? Un verdadero milagro que en la Conferencia
naciera una estrella capaz de iluminar al mismísimo Felipe González, que
manifiesta que le “ilusiona”. Se trata de Susana Díaz, nombrada heredera por
Griñán en la Presidencia de la Junta de Andalucía tras su huida al refugio del
Senado por el turbulento caso de los EREs fraudulentos. Pero lo realmente
milagroso es que para conseguirlo le ha bastado presentarse en la Conferencia
haciendo una clara autocrítica al PSOE (tiene “un problema de liderazgo social,
de reconocer errores y de admitir reproches de los ciudadanos en la calle”),
exigiendo a Rubalcaba que defienda como PSOE “la unidad de España” con absoluta
claridad y asegurando, para desmontar la estrategia de los dirigentes díscolos,
que la Conferencia, tal como sostiene Rubalcaba, no es el lugar adecuado para
elegir a quien ha de liderar el PSOE. Tres obviedades que, en circunstancias
normales, no avalarían tan vertiginoso ascenso, evidenciando la caótica
situación del PSOE, donde simplemente defender lo obvio se considera un mérito
extraordinario.
Y,
por cierto, si es obvio que en España conseguir el gobierno requiere ganar la
batalla del centro izquierda, no se entiende que este “nuevo” PSOE, renunciando
a los principios socialdemócratas en el fondo y las formas, que ya venía
practicando desde la catastrófica época de Zapatero, decida consolidar
formalmente un giro a la izquierda, aproximando sus estrategias de “tomar las
calles” a las que suele utilizar IU, que sólo le han valido para perder apoyos
en favor de esta coalición, al igual que su aproximación al nacionalismo le ha
costado una hemorragia de votos en favor de ERC. Atraer el voto mayoritario de
centro-izquierda, moderado y pragmático, con recetas radicales y utópicas, como
las que viene utilizando IU desde hace tiempo, no es el mejor camino si se
tiene realmente vocación de aglutinar la mayoría social que te posibilite
gobernar. Al contrario, es darle un balón de oxígeno electoral a IU y un
respiro al PP, tal como vienen demostrando las encuestas, desde que los
socialistas utilizan esta estrategia en la práctica, que ahora pretenden elevar
como parte de su proyecto programático.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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