No
hay asunto turbio, decisión desacertada o declaración incorrecta que, tanto el
PP como el PSOE, con la amplia representatividad que entrambos tienen, como los
más importantes partidos de nuestro sistema democrático, en vez de aclararlo,
buscar el acierto o corregir el malentendido, no lo utilicen como arma
arrojadiza en la absurda guerra del “y tú más”, declarada entre ellos desde que
se produjo la primera alternancia democrática, tanto en el gobierno central,
como en cualquiera de los autonómicos o municipales. Es el resignado sino que
ofrecen a la inmensa mayoría de los ciudadanos que, salvo a los acólitos de
cada uno de ellos (y no a todos), están hartos de reproches, incoherencias y
demagogias, ya que lo que les interesa es que, entonando el “mea culpa” a quien
en cada supuesto y en cada momento corresponda, se sienten para negociar y
resolver el problema de la mejor forma posible y en beneficio de la mayoría.
Sin
mencionar la retahíla de casos de corrupción pura y dura, despilfarro,
nepotismo, financiación irregular, subvención digitalizada, gasto suntuario,
asesor injustificado, incumplimiento de promesa electoral, reajuste y recorte,
congelación o bajada salarial y de pensión, endeudamiento desorbitado, falta de
transparencia, indulto sorprendente, política fiscal agobiante…y otros tantos,
que sirvieron para desenterrar los cuchillos y reavivar el “y tú más” a
cuchillada limpia (se entiende que políticamente hablando, pues la sangre no
llega al río, aunque la solución de los problemas tampoco), sirvan como ejemplo
las actuales refriegas que, como las anteriores, se me antojan intolerables y
absurdas.
A
cuchillada limpia, nunca mejor dicho, andan el PP y el PSOE sobre el asunto de
las cuchillas instaladas en las verjas fronterizas de Melilla para impedir el
paso clandestino de subsaharianos a España. Método obviamente inhumano y
peligroso, además de ineficaz como disuasorio en personas que están dispuestas,
si pueden, a jugarse la vida atravesando en patera el estrecho. Cuando todos
entienden, como dice el nuevo portavoz de la Conferencia episcopal, que no es
una forma adecuada para luchar contra la inmigración ilegal, aunque se utilice
en otros lugares como cárceles o centrales nucleares, no se comprenden las
tarascadas de Rubalcaba y Elena Valenciano por tan inhumana decisión del PP,
amenazando incluso con llevar el asunto a la Comisión Europea, siendo
precisamente el gobierno de Zapatero quien instaló las cuchillas, para
desmantelar parte de ellas ante la presión social, con lo que parte de las que
hay ahora son las instaladas bajo el gobierno del PSOE, que se completan con
las instaladas ahora. ¿No sería más lógico que, en vez de puñaladas traperas,
Rubalcaba instara serenamente a Rajoy para disuadirle aportándole su
experiencia negativa como autor de la instalación de las cuchillas en su día? Dicho
“mea culpa” aportaría a la opinión pública más claridad sobre el
desmantelamiento de las cuchillas, que las cuchilladas dialécticas incoherentes
para intentar adjudicar, en este caso, a Rajoy la inhumanidad de la medida en
exclusiva. Además se entendería lo absurdo de gastar en su día casi nueve
millones en instalar las cuchillas, para desmantelarlas parcialmente y aprobar
dos resoluciones de urgencia para instalar un sistema disuasorio de “dispersión
de líquidos” mucho más agresivo aún. ¿No sería más sensato consensuar una
legislación sobre la inmigración ilegal?
Y
a cuchillada limpia, aunque más sibilinas, andan también sobre el asunto de la
financiación irregular de los partidos políticos, cuando, prácticamente todos,
o han sido ya condenados por el asunto o están bajo sospecha. Ha bastado que,
tras una serie de cuchilladas a diestro y siniestro en la larga guerra del “y
tú más” en casos de corrupción, el juez Ruz vea algo más que meras sospechas y
a nivel indiciario apunte a una “contabilidad B” del PP, para que unos y otros
saquen, una vez más, las hachas de guerra. Siendo un asunto grave, negado por
Rajoy ante el mismísimo Parlamento, que lo agrava aún más en caso de que se
demuestre dicha opacidad contable, sea o no delito o esté o no prescrito, ante
la avalancha de peticiones de condena y dimisión a Rajoy por parte de la
oposición, sale a la palestra González Pons para proclamar, sibilinamente, que
en el PP son “tan honrados como todos”, una cuchillada trapera a la oposición
que, afectada por el mismo asunto e incluso condenada por ello, en vez de
exigir al PP un consenso para una ley trasparente sobre financiación de
partidos, prefiere asimismo dar cuchilladas y elevar a condena los indicios
judiciales, mientras mira hacia otro lado en asuntos tan graves como el de los
EREs, aunque ya los indicios judiciales hayan llevado a la categoría de imputados
a algunos de sus protagonistas, caso que en la investigación del juez Ruz ni ha
sucedido todavía. En “román paladino” las palabras de Pons pueden significar que
la misma honradez del PSOE, que los populares cuestionan, tiene el PP, algo así
como somos tan deshonrados como ellos. Con haber proclamado “en el PP somos
honrados” o simplemente callarse, si tiene dudas, hubiese bastado, pero el
preventivo y amenazante a la vez “tan honrados como todos” deja muchas dudas en
el putrefacto ambiente de la generalizada corrupción en España, así como un
tufo a no querer oxigenarlo en el futuro. Una batalla más de la interminable
guerra del “y tú más” que tanto daño está haciendo a la democracia.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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