Aunque
no viene mal que todos los españoles, incluidos especialmente los catalanes,
conozcan, de una vez por todas, el verdadero rostro de Oriol Junqueras y, por
tanto, del partido que dirige, ERC, sus últimas amenazas vertidas en Bruselas
exceden lo razonablemente permitido. Tras alardear de la hazaña de “poner dos
millones de personas en las carreteras” (como si fueran floreros), pregunta
“¿alguien cree que no somos capaces de parar la economía catalana durante una
semana? Y yo, como otros muchos españoles (incluidos los catalanes), desde luego
bastantes más de dos millones (que nadie va a “poner en la calle” sino que van
a ir a las urnas legalmente institucionalizadas), le contesto que no me cabe
ninguna duda de que personajes como Junqueras no sólo son capaces de parar la
economía catalana durante una semana para perjudicar a España (mejor cegarme,
si con ello te dejo tuerto) sino de hacer otras muchas cosas más, incluso mucho
más graves para imponer sus totalitarios objetivos.
Pero, dicho lo
anterior, las amenazas de Junqueras y de ERC, si es que las suscribe, no deben
causar ningún temor; a lo sumo, sólo la preocupación de que, aprovechando la
tibieza estrategia interesada de algunas otras formaciones políticas, siga
demasiado tiempo siendo el verdadero gobierno catalán en la sombra, para mayor
ruina socio-económica de los catalanes y político-partidaria de CiU que, al
final, será señalado como el verdadero responsable de la catástrofe. Arruinar
Cataluña ni siquiera precisa de la intencionalidad de Junqueras y ERC, basta
con su manifiesta incompetencia, más que demostrada con el nefasto “gobierno
tripartito” en que Carod Rovira, antecesor de Junqueras, vino a demostrar que
era capaz de hacer muchas cosas, probablemente demasiadas, pero no precisamente
las que necesitaban los españoles, incluidos los catalanes. Si entonces el
tonto útil fue el PSC, ahora lo es CiU, pero con idéntico resultado, la ruina
de Cataluña y de los catalanes. Si hasta ahora la ruina se debe a su manifiesta
incapacidad e incompetencia para gestionar lo público, imaginen qué no harán si
además le ponen intencionalidad para conseguirla. No pasa nada, siempre cabe el
recurso de culpar a otros. ¿Acaso el culpable de todo no es España?
Pregunta
además Junqueras qué impacto tendría su amenaza sobre el PIB español, qué
opinión tendrían los acreedores de la deuda española y qué pasaría con la prima
de riesgo. La respuesta es obvia, pero seguramente los acreedores no llegarían
al extremo de rebajar la calificación de España a “bono basura” como ya han
hecho con Cataluña a causa de la pésima gestión de sus gobernantes, apoyados y
sostenidos por Junqueras y ERC. Y concluye que el conjunto de las instituciones
catalanas (no las españolas con que se legitiman) decidirán si prevalecen los
“principios democráticos” o “la actuación de facto por parte del Estado”, como
si el Estado Español no fuese democrático y las instituciones catalanas no
fuesen una parte de sus instituciones, democráticamente establecidas y con las
limitaciones competenciales democráticamente asignadas que, personajes como
Junqueras, se saltan y desacatan cuando les viene en gana.
Pero
lo triste y lamentable es que desde el Ejecutivo Catalán (ni del Español, que
yo sepa) nadie censure enérgicamente tan irresponsables amenazas de paralizar
la economía catalana, cuyo primer impacto, lo sufriría el pueblo catalán, ya
bastante castigado por la prioridad de las políticas soberanistas frente a las
políticas sociales. Simplemente el conseller de Empresa, Felip Puig, ha salido
a la palestra para manifestar una obviedad, “es imposible parar la economía
catalana ni dos horas”, mientras que Durán i Lleida ha concluido que la
insinuación hecha por Junqueras en el Eurogrupo “no la puede hacer nadie con
cuatro dedos de frente” ya que “afectaría gravemente a los intereses económicos
y sociales de los catalanes” (al resto de españoles que les den –esto lo añado
yo), considerando además que Bruselas es, en todo caso, el peor foro para
lanzar semejante mensaje porque “va contra el propio objetivo de la
independencia”.
En definitiva,
recogiendo las declaraciones de Puig y de Durán, no queda claro la
imposibilidad de paralizar la economía catalana, no sólo dos horas, sino
incluso mucho más tiempo, pues dependería de los recursos, métodos e
instrumentos que utilizaran quienes pretenden paralizarla, así como de la
importancia que para ellos tenga el bienestar presente y futuro del pueblo
catalán… Y tratándose de personajes que no tienen ni cuatro dedos de frente, se
puede esperar cualquier cosa de ellos. Cuestión distinta es la consecución o no
del objetivo independentista que, tal como insinúa Durán, es preferible tratarlo
de forma más sibilina y no a lo bestia, como hace Junqueras, menos aún en
Bruselas, donde no conviene que se te vea el plumero en semejantes asuntos. En
la UE conviene utilizar estrategias más refinadas, como sucede en Madrid, bien
lo sabe Durán, dejando la utilización de los exabruptos y las salidas de tono
como recetas caseras, válidas en la patria chica, para captar adeptos a base de
falsedades y mentiras que fomenten la animadversión de sus habitantes hacia el
resto de españoles. Pero, obviamente, ello requiere tener algo más de cuatro
dedos de frente.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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