El
malestar casi generalizado por los efectos de la crisis y el consecuente
desapego ciudadano (en muchos aspectos, más que merecido) a los partidos
mayoritarios, PP y PSOE, que, junto a PNV y CiU, han pivotado la gobernabilidad
de nuestra democracia, basada en un bipartidismo clásico, es terreno abonado,
no sólo para el desarrollo de los partidos minoritarios (nacionalistas o no)
dentro del sistema, especialmente IU y UPyD, sino también para la germinación
de experimentos nuevos que consideran pernicioso el elenco de partidos políticos
actuales, a los que califican como “del régimen”, creciendo como setas, junto a
otros que, simplemente, son el cauce de expresión de cualificados ex militantes
de los anteriores. Así “Recortes Cero” con el actor Manuel Galiana o el pintor
Antonio López, “Vox” con el popular Alejo Vidal-Quadras, “Partido X” con el
informático Falciani, “Movimiento RED” con el juez Elpidio José Silva, o
“Podemos” con el profesor Pablo Iglesias, son, entre otros, quienes nos
iluminarán durante la campaña electoral europea del 25-M con sus mágicas
soluciones, conformando un abanico variopinto de opciones políticas al no tener
cabida sus mágicos proyectos en ninguno de los actuales partidos del panorama
político español.
No
se trata pues de posicionamientos ideológicos de izquierda o derecha dentro de
los “partidos del régimen”, es decir, del régimen democrático que nos hemos
dado el conjunto de los españoles. Menos aún de transformar y mejorar las
estructuras internas de funcionamiento de los mismos. Se trata, por parte de la
mayoría de ellos, de erradicar el régimen y sustituirlo por otro régimen
distinto. Un régimen absolutamente igualitario, casi perfecto, en el que no
quepa el más mínimo privilegio, la más mínima ventaja económica, social o
política. La banca, los partidos políticos clásicos, los mercados, los
empresarios, los recortes y, si me apuras, hasta la propiedad privada, son
exponentes de un sistema burgués maléfico al servicio de unos pocos y en contra
de los pueblos en su conjunto. Por tanto, no se trata de erradicar sus abusos,
ni de corregir sus carencias, sino de sustituirlo por arte de magia por un
sistema imaginario que, inexistente a lo largo de toda la Historia de la
Humanidad, garantice la igualdad, la abundancia y la bondad sin límites desde
la libertad. Una especie de milagro que, a diferencia del “de los panes y los
peces”, conseguirán estos iluminados si tenemos a bien votarles (dentro de las
reglas de este perverso sistema democrático -¡algo bueno tenía que tener!-)
para catapultarlos, con todos los privilegios y honores que conlleva, a la
categoría de eurodiputados. Bueno, en su caso, seguro que sus privilegios
estarían justificados, teniendo en cuenta la alta bondad de sus objetivos y la
alta perversidad de los que obtengan el escaño en las listas de los “partidos
del régimen”. Sus partidos, ya ven, no son del régimen, simplemente se
aprovechan de él.
Por
fortuna, a estos vendedores de humo en tertulias televisivas (por cierto, en
cadenas privadas capitalistas) se les ve el plumero de aspirantes a políticos
dentro del “régimen”, que tanto odian por su perversidad, en cuanto tienen la
ocasión, como es el caso. Y entonces ponen en evidencia sus verdaderas
intenciones, que consisten en formar parte del engranaje del “régimen”, que
pretenden derribar, pero desde un puesto dirigente que les permita disfrutar,
personalmente y como grupo político, de todos los privilegios del mismo. A tan
ilustres y demagogos personajes les viene pequeña la militancia política de
base en cualquier partido, de izquierdas o derechas, para enriquecerlo con sus
genuinas aportaciones y convertirlas en mayoritarias dentro del mismo. Lo suyo
es crear su propio partido y, obviamente, liderarlo.
De
todos ellos el más paradigmático es “Podemos” del profesor, politólogo y
tertuliano Pablo Iglesias, azote televisivo de todas las maldades del sistema y
depositario de todas las purezas teóricas de la Humanidad. Espejo en que
mirarse la ingenua izquierda española por su habilidad dialéctica para
arremeter contra la derecha, sin enterarse que, para personajes como él, dicha
izquierda es también el objetivo a abatir. Así, tras colaborar con IU, que se
dejaba querer, “Podemos” cobra vida propia cuando IU no acepta la idea de dejar
en manos de la ciudadanía la confección de las listas, convirtiéndola
obviamente en contrincante político. Pero, curiosamente, nada más empezar a
andar como partido político, desde el interior de “Podemos” ya se denuncian
“dedazos” de Pablo Iglesias para confeccionar las listas, dejando en entredicho
la transparencia y la participación democrática que esgrimía a los cuatro
vientos. El “círculo” (así denominan al experimento en vez de “partido”)
murciano ha dado la voz de alarma, pero no es el único que ya discrepa de los
métodos de Iglesias y compañía. Por lo visto, el “grupo promotor”, es decir,
Iglesias y sus allegados, no es neutral (como en todos los partidos) con las
aspiraciones de los candidatos, por lo que en el partido (o círculo, o lo que
se quiera) ya reclaman “el establecimiento de unas reglas de juego claras desde
el inicio, que todos y todas respetemos”. Obviamente, Pablo Iglesias ha
diseñado un partido a su medida. Simplemente ocultó que en su mágico mundo de
“igualdad” unos son más iguales que otros. Basta saber si sucede lo mismo en su
mundo de “libertad”. Esa es, de momento, la incógnita.
Fdo. Jorge
Cremades Sena
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