sábado, 19 de julio de 2014

NO A JUNCKER, GRAVE ERROR

                        Mal asunto si el gran error de Sánchez, ordenando votar en contra de la pactada elección de Juncker como Presidente de la Comisión Europea, es el preludio de su anunciado proyecto renovador socialista. Y no tanto por la figura de Juncker en sí misma, sino por el incumplimiento de un acuerdo previo entre conservadores, liberales y socialistas europeos de apostar por el candidato más votado, que, guste o no, ha sido Juncker. ¿Qué se diría si los eurodiputados del PP hubieran hecho lo mismo en caso de haber ganado Schulz? Con toda razón, se diría que el PP no es un partido de fiar, ni para los españoles, ni para los europeos. Por tanto, toca aplicarse el cuento. Hoy por hoy, la orden de Sánchez, cuando ni siquiera ha sido proclamado oficialmente como Secretario General, desautorizando al todavía oficial líder Rubalcaba, que suscribió el compromiso, deja bastante aislado el PSOE en Europa, situándolo en el lado, junto a los laboristas ingleses, del variopinto mosaico radical que conforman tanto la extrema derecha como la izquierda, pasando por todo tipo de populismos utópicos que, sin poder entenderse entre ellos mismos en un mínimo proyecto concreto y práctico, conforman una trasnochada estrategia eurófoba, intransigente e insolidaria que, en el mejor de los casos, nos conduciría al abismo crónico del histórico desencuentro europeo que tanta tragedia, sufrimiento y ruina causó en Europa en el siglo pasado. Error de Sánchez sin duda que, obviamente, genera malestar en el eurogrupo socialista español y en el europeo al que pertenecen.
            No en vano el mismísimo Jáuregui, que sí sabe de qué estamos hablando, ha criticado públicamente, aunque con exquisita moderación, la absurda decisión de Sánchez advirtiendo que “no es fácil” el asunto por el compromiso previo entre populares y socialistas europeos para repartirse los puestos de mayor relieve de la Unión Europea, como es la Presidencia de la Comisión para el PPE y la del Parlamento Europeo para el PES, donde ha sentado fatal la deslealtad de los socialistas españoles que forman parte del mismo. No vale por tanto suavizar la gravedad del problema con el argumento de que en la campaña europea los socialistas españoles reiteraron por activa y pasiva que Juncker sería un mal presidente de la Comisión (obviamente para ellos era mejor Schulz, que perdió), cuando, por sentido común, pasadas las elecciones y según sus resultados, de lo que se trata es de conformar una estable y sólida gobernabilidad, en este caso de la UE, para evitar el caos y la inestabilidad. Así es como funcionan las cosas en Europa y así es como debieran también funcionar en España, lo que evidencia otra errónea afirmación de Sánchez asegurando que “nunca” pactará ni en Europa ni en España un gobierno con el PP, avalando (al menos en su vertiente local, que no europea) lo que dijo en su día Rubalcaba frente al criterio de Felipe González, al que Sánchez dice tener como referente. En democracia, no se puede decir a casi nada nunca jamás con esa rotundidad profética pues siempre cabe la posibilidad de que la decisión ciudadana te ponga en el brete de elegir entre lo malo y lo peor, que puede ser el caos, quedando obligado, al no darte la opción de lo bueno, a inclinarte por lo malo para evitar lo pésimo.
            Sánchez, la gran esperanza del PSOE (tal como afirmé en un artículo reciente), debiera reconocer su error en este asunto y ponerse en Europa del lado de la inmensa mayoría de los europeos, donde están, salvo los laboristas, sus compañeros en afinidad ideológica, pero sobre todo, en responsabilidad política que exige ser fiel a los acuerdos libremente suscritos, esencia fundamental de la democracia. Su grave error, que podía haber evitado simplemente con este argumento frente a quienes legítimamente son contrarios a nivel interno al acuerdo citado, matizando que él no lo hubiera suscrito pero no al extremo de romper lo pactado por el partido y el resto de colegas europeos, no puede ni debe dejar de cara al futuro la mínima sospecha de que el PSOE no es un partido de fiar. Pero, lamentablemente, Sánchez persiste en su error, incrementando la gravedad del asunto, al contestar que quienes desde sus propias filas le critican por el incumplimiento del acuerdo de apoyo a Juncker lo que han de hacer es acompañarle a cualquier agrupación socialista local y explicárselo a los militantes de base. Si no entiende que es bien fácil explicarlo, mal asunto. Si no entiende que la responsabilidad de liderazgo es mucho más que dejarse llevar por las opiniones cambiantes de la militancia en cada momento y lugar, peor aún. Si no entiende que algunos asuntos, como el que nos ocupa, excede la dimensión de una agrupación local, de una federación territorial e incluso estatal, pésimo asunto. Esperemos que sólo se trate de un error de principiante que, precisamente por ello, puede enmendarse a tiempo.
            Basta comprender que no es fácil entender que quienes están errados son los socialistas franceses, italianos, alemanes, suecos… y, prácticamente, los de todos los países que integran la UE y muy especialmente la eurozona, mientras que los socialistas españoles están en el acierto, gracias además, a la visionaria decisión del novedoso liderazgo de un principiante que ni siquiera ha tomado aún las riendas del partido. Es más razonable entender justo todo lo contrario.

                            Fdo. Jorge Cremades Sena 

No hay comentarios:

Publicar un comentario