lunes, 16 de febrero de 2015

PSOE, DEMASIADAS INCÓGNITAS

                        La defenestración de Tomás Gómez y toda la cúpula dirigente del PSM por parte de Pedro Sánchez genera demasiadas incógnitas e incertidumbres que dan pie a infinitas especulaciones, todas ellas indeseables en un año electoral, convulso políticamente, en el que se pone en juego nada menos que la gobernabilidad de los ayuntamientos, de las CCAA y del Estado. Y justo cuando más se necesita un PSOE fuerte, sólido y unido como eficaz alternativa de gobierno, las ya tradicionales luchas internas entre las distintas familias socialistas echan por tierra, una vez más, toda esperanza, dando la sensación de que están más pendientes de obtener su miserable cuota de poder interno que de ofrecer a la sociedad un proyecto sólido, unificado y solvente que genere esperanza de futuro a millones de ciudadanos tras demasiados años de desilusión y desesperanza. Quienes, tras los años oscuros del zapaterismo con sus estúpidos espectáculos y ocurrencias, vimos una sólida esperanza en el nuevo PSOE de Pedro Sánchez, aupado democráticamente como Secretario General en unas primarias, es decir, por todos los militantes y no a través de contubernios directos impresentables, ya advertíamos (Ver “Pedro Sánchez, la esperanza” publicado el 15-7-14 en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/), que la consolidación de su liderazgo no sería “ningún camino de rosas” a pesar de su supuesta “mayor autoridad” por el voto militante directo. Lamentablemente, no erramos. Siete meses después ya no cabe ninguna duda y, tras la rumorología, su decisión, drástica en efecto, de liquidar políticamente a Tomás Gómez, tarde y mal (no tanto en el fondo, sino en la forma y el momento), así lo corrobora. Ya no sólo cabe el rumor de una división interna del PSOE; ahora es un hecho lamentable. Pero reconocerlo simplemente es menos dañino que el resto de explicaciones dado, pues Pedro Sánchez tiene todo el derecho a ejercer el liderazgo que la militancia le otorgó y nadie tiene derecho a ponerle piedras en el camino. Y punto.
            Sin embargo esta decisión, este puñetazo en la mesa, que debiera haber dado desde el principio de su mandato, se hace tarde y mal. Y se justifica peor. Mantener, como hizo Luena al principio, que obedece a que Gómez ha provocado “un deterioro grave” a la imagen del partido (¿por la “Operación Púnica”?, ¿por el caso del tranvía de Parla? ¿…?), siendo incompatible con el loable objetivo de trasparencia de Sánchez, obligaría, para ser creíble, entrar a saco en el PSA, donde hay asuntos mucho más graves para dar y vender. Mantener, como hizo Simancas después, que obedece a que “Gómez nos llevaba a una derrota inmensa”, lo que, siendo cierto, se sabía desde hace tiempo, supondría, en todo caso, hacer lo propio con dirigentes de algunas otras federaciones que no salen mejor parados en las encuestas que el madrileño. Por tanto, ambas explicaciones son, como mínimo ambiguas, incompletas e incoherentes… ¿Por qué Gómez y no Díaz si se trata de la primera?, ¿Por qué no Iceta, por ejemplo, si se trata de la segunda?, ¿Por qué no Chávez, Griñán, Viera, Zarrías o Mar Moreno? Y especialmente, ¿por qué ahora y no cuando se celebraron primarias para elegir a Gómez como candidato a la Comunidad de Madrid o nombrarlo miembro de la Ejecutiva Federal? Demasiadas incógnitas sin respuestas convincentes, salvo que Sánchez sepa que Gómez va a ser imputado judicialmente y tema que se convierta en una bomba de relojería en plena campaña electoral; pero entonces, ¿para qué ese alegato público de todos, liderado por Carmona, poniendo las dos manos en el fuego por la honestidad y honorabilidad de Gómez? En fin, demasiadas incongruencias que sólo son explicables como cortinas de humo de una sórdida lucha interna por el liderazgo del PSOE… como sucede desde 1996.
            En todo caso, aunque a mi juicio un pelín tarde, bienvenido sea el golpe de autoridad de Pedro Sánchez, siempre que no le tiemble el pulso frente a rivales internos más poderosos y mantenga la misma vara de medir. Ocasiones no le va a faltar sin lugar a dudas. Si en su día ya le tumbaron las primarias que él defendía para diciembre, no puede ni debe permitirse el lujo de que le sigan marcando la agenda según intereses estratégicos particulares. Al final, lleva toda la razón Susana Díaz cuando, mientras los ejecutivos andaluces se ausentaron de la permanente que expulsó a Gómez, dice, como respuesta a la decisión de Sánchez, que “el secreto del PSOE de Andalucía es la unidad”, aunque lo que debiera explicar es por qué dicha unidad no se da en el PSOE y quiénes son los responsables de ello. Ya de paso, podría explicarle a Sánchez qué métodos utiliza ella en Andalucía para mantener el partido como una balsa de aceite con todo lo que ha caído y está cayendo; qué exige a sus líderes provinciales andaluces para mantener la unidad, como ejemplo de lo que Sánchez debiera exigir a los líderes regionales del partido como ella por ejemplo…
            Al final, la guerra está servida a pocos meses de unas elecciones locales y autonómicas. La primera batalla “primarias sí” o “primarias no” para sustituir a Gómez como candidato. Algunos, como Chacón, ya han apostado públicamente por lo primero; otros mantienen un prudente silencio, no vaya a ser que apuesten por el perdedor de la guerra y se queden fuera de juego. Sánchez tiene la última palabra, sólo de él depende el ser o no ser del liderazgo socialista que tanto añoran millones de ciudadanos.

                                    Fdo. Jorge Cremades Sena

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