Es
deplorable que tras el largo paripé negociador al que nos han sometido nuestros
insignes políticos estemos abocados a una parálisis negociadora que,
inexorablemente, aboca a repetir elecciones, que no a una segunda vuelta, como
dicen algunos, entre PP y PSOE, los partidos más votados, para que el pueblo
elija la opción mayoritaria, evidenciando la necesidad urgente de modificar,
entre otras cosas, la ley electoral y evitar futuras farsas como la precedente.
Y dicha reforma, como las constitucionales que todos tenemos “in mente”,
precisan de populares y socialistas, además de quienes quieran sumarse al
sentido común, pues es la única fórmula que garantizaría la mayoría cualificada
que se requiere. Por tanto el paripé anterior, como al final se ha visto, era
mera palabrería y postureo que además, en caso de haber prosperado, no hubiera
valido para afrontar los retos urgentes que España necesita, y quien provocó
semejante farsa, Pedro Sánchez, negándole desde el minuto cero el pan y la sal
al partido ganador de las elecciones, es ahora, visto lo visto, el principal
responsable de la actual indeseable parálisis negociadora, junto a Rivera, su
colaborador, por lo que ambos debieran asumir su fracaso, su manifiesto error,
tal como desde muchos ámbitos se les ha dicho y, como rectificar es de sabios,
debieran ayudar, guste o no guste, a enmendar el entuerto, aceptando
definitivamente la inicial oferta de Rajoy, que sigue manteniendo, de la gran
coalición PP-PSOE, única fórmula capaz de sacarnos de este callejón sin salida
en que nos han metido. Sin embargo, Hernando, el portavoz socialista,
persistiendo en el inmenso error de su Jefe, sigue erre que erre y, tras
anunciar que no hará más ofertas a Podemos porque Pablo Iglesias “no es de
fiar” (a buenas horas mangas verdes), sigue rechazando la posible oferta de
Rajoy, el candidato más votado, de un gobierno de gran coalición con un
programa pactado y lógicamente con Sánchez como Vicepresidente, respondiéndole
con un tajante “Ahórreselo. No, gracias” pues ni Sánchez va a ser
vicepresidente con el PP, ni presidente de Gobierno “a cualquier precio y mucho
menos traicionando los principios, los programas y los valores” del PSOE, que,
por cierto, nadie le exige.
Añade
además Hernando que “seguiremos donde estamos” y que “tienen que ser otros los
que respondan” ya que han hecho “todo lo que estaba en nuestra mano”; postura
que recuerda al idiota que, siguiendo la raya trazada para encontrar su
destino, al acabarse la raya sigue andando por su mundo imaginario sin rumbo
fijo. Y la raya les condujo, como era previsible, a un rotundo fracaso por lo
que persistir en el error inicial es de necios. Ni hicieron los socialistas lo
que estaba en sus manos, que era dejar la responsabilidad de gobernar al
ganador de las elecciones en vez de vetarlo e impedírselo matemáticamente sin
una alternativa; ni tienen que ser otros los que respondan, sino ellos, que,
además de lo anterior, se postularon para una investidura sin tenerla garantizada
matemáticamente, convirtiendo el proceso en una siniestra farsa,
cuando los ciudadanos se lo advirtieron con una derrota electoral sin
precedentes. Es grotesco pues intentar ahora responsabilizar a otros de la
parálisis negociadora tras su estrepitoso fracaso, que afortunadamente se ha
producido, pues de haber prosperado el proyecto PSOE-Podemos, con la
convergencia de nacionalismos e independentismos indeseables, la situación
sería mucho peor. Y más grotesco aún apelar, para justificar su injustificable
proceder, a traicionar “principios, programas y valores” socialdemócratas
cuando hasta la saciedad han sido humillados por sus antípodas ideológicos
mientras les mendigaban su apoyo para que Sánchez fuera investido.
Siendo
benevolente, el error inicial de Sánchez y sus chicos ha sido moverse en los
parámetros izquierda-derecha y progresismo-conservadurismo sin tener en cuenta
previamente los de democracia-totalitarismo que invalida o no los anteriores,
lo que le llevó a vetar al PP tajantemente, con el pretexto de un gobierno “progresista
de izquierdas”, que los españoles no eligieron. El posterior error, incorporar
a su proyecto a Ciudadanos, tachado antes como nuevas generaciones del PP, para
venderlo ya como “gobierno de cambio” y no de izquierdas ni progresista, al
necesitar el apoyo de otras fuerzas que no son ni lo uno ni lo otro, cuando
desde dichas fuerza manifestaban públicamente que con Ciudadanos ni a la
esquina. Y el error actual, pretender que por sumar siete diputados más que el
PP con los escaños de Ciudadanos, fórmula rechazada tajantemente por el
Congreso de los Diputados, le convierte en el partido más votado y es el PP
quien debe someterse a apoyar su proyecto fracasado. Y el colmo de los errores
es que, a pesar de todo lo anterior, Sánchez, matizando, cuando no
desmintiendo, a su portavoz, sigue ofreciendo a Podemos la posibilidad de un
pacto de gobernabilidad en vez de rectificar todos los errores pasados. ¿Es o
no es de fiar Iglesias? Ya ven, para Hernando, no; para Sánchez, sí. ¿En qué
quedamos? ¿Seguimos con el paripé? En fin, sin más comentarios, por más que a
algunos nos duela.
Fdo. Jorge Cremades
Sena
No hay comentarios:
Publicar un comentario