La
cúpula podemita anda bastante revuelta desde que salió a la palestra la
golfería de uno de sus miembros, Ramón Espinar, senador de Unidos Podemos,
haciendo negocio personal con un piso de protección oficial en Alcobendas.
Obviamente los hechos no son actuales pues solo hubiese faltado que se le
hubiera adjudicado a dedo un piso protegido, como es el caso, con el sueldazo
que disfruta hoy; los hechos se remontan a hace un lustro cuando el joven
Espinar, sin recursos (salvo una beca de menos de 480 euros) y gracias a los
“préstamos familiares” para la aportación previa (unos 60.000 euros), accede a
un piso no por el turno de sorteo entre los solicitantes de vivienda protegida
(el 85% del total del edificio) sino por el cupo digitalizador que se reserva
la cooperativa promotora. Hasta aquí, nada que objetar, a pesar de coincidir
que el padre de Espinar (uno de los investigados por el caso de las “tarjetas
black) compartiera sillón en el Consejo de Cajamadrid con el alcalde que cedió los
terrenos a dicha cooperativa y, por tanto, perteneciera a la “casta”
capitalista, que su hijo, comprometido con movimientos de izquierda, criticaba
rabiosamente al igual que al “régimen del 78” que tan benévolamente le trataba.
En fin, coincidencias y cosas de la vida que a veces suceden. Sólo cabe objetar
que a los pocos meses el actual senador, que ni siquiera llegó a habitar el
pisito conseguido donde ni siquiera residía, lo pusiese a la venta porque no lo
podía pagar consiguiendo una plusvalía de 30.000 euros (20.000 si descontamos
los impuestos), cuando lo honesto y procedente en estos casos es la renuncia al
mismo, previa devolución de lo aportado, para que dicha vivienda se le
adjudique a otro joven necesitado como él que sí pudiera afrontar los pagos, en
vez de venderla por 30.000 euros más cara, aunque, como dice hoy su comprador
“yo hubiera hecho lo mismo” pues además la mayoría “pedía un montón de dinero
en negro”… ¡Menos mal que la golfería del sistema no llegó a tanto en la venta
del pisito de Espinar que como mucho quedó en oscuro y no llegó a negro!
Siempre es de agradecer entre los buscadores de vivienda.
Hasta
aquí someramente el turbio asunto del dichoso pisito, uno más entre tantas
operaciones poco éticas con viviendas de protección oficial, que, aunque
legales, obviamente hay que erradicar. Así lo entiende el mismísimo senador
Espinar quien, seguramente por su mala conciencia, dice ahora que “hay que
pasar del concebir vivienda como inversión-pelotazo a pensarla como derecho” y
lleva toda la razón, más aún cuando se trata de viviendas subvencionadas con
los impuestos que pagamos todos. Sin embargo el senador, al hacerse pública la
compra-venta de su dichoso pisito, sostiene que el trámite fue “perfectamente
legal y ético” lo que, de entrada, avala comprar una vivienda social o
protegida, sin concurso alguno y donde no se reside, para venderla al año con
beneficio sustancial para el comprador, tal como él mismo hizo, en vez de
reconocer ante la opinión pública su pecadillo de juventud y zanjar dicho
asunto. Y al querer justificar lo injustificable es cuando se mete en el fango,
siendo avalado en tromba por toda la cúpula de Unidos Podemos en su empeño de
aparecer ante el mundo como ángeles inmaculados salvadores venidos del cielo en
vez de seres humanos imperfectos como el resto de los mortales.
Ahora
resulta que Espinar, sumándose a la larga lista de cargos populistas implicados
en conductas reprobables que condenan para los demás pero justifican para sí
mismos, no es un especulador sino una víctima pues, según él, “esta información
está en los medios” porque “quien la ha sacado no quiere que yo sea secretario
general de Podemos en Madrid”; que no obtuvo plusvalía pues “no hay beneficio,
lo que hay es una diferencia entre el precio de compra y el precio de venta”; y
que el feo asunto de su pisito “no es una cosa que le sea ajena a cualquier
persona” pues “le ha pasado a mucha gente en este país, que no ha podido
hacerse cargo de la compra de un piso y lo ha tenido que vender”. En fin, sin
más detalles.
Aunque no sabemos
cuántos jóvenes se sacan un beneficio de 20.000 euros (perdón, no es beneficio,
sino diferencia entre precio de compra y de venta) por compra-venta de un piso
de protección oficial en pocos meses, ni cuantos tienen la suerte de serle
adjudicada la vivienda a dedo fuera del pertinente sorteo entre los
solicitantes, sí sabemos que lo del pisito de Espinar, aunque pueda ser legal,
para nada es ético, y también sabemos que si lo hubiera hecho cualquier otro
senador del PP, PSOE o Ciudadanos, Espinar y los suyos se pondrían al frente de
la comitiva hasta llevarlo a la hoguera política.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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