jueves, 31 de agosto de 2017

MAMARRACHADA DE XIMO PUIG



                        Leo “La Generalitat estudia modificar los Moros y Cristianos para ´no violentar´ al pueblo musulmán” y me quedo atónito, pues pensaba que, de alguna forma, ya habíamos superado aquellas abundantes ocurrencias y despropósitos de la época de ZP cuando, por ejemplo, se eliminaba de los libros de texto la famosa frase “no llores como una mujer lo que no defendiste como hombre” que la sultana Aixa dijo a su joven hijo Boabdil tras perder Granada. La justificación de tan sabia medida, que es una frase “machista”; por tanto, la borramos de la Historia y todos contentos. Ahora la justificación por parte de la Generalitat Valenciana para modificar la tradicional fiesta de Moros y Cristianos, tan arraigada en tantos pueblos de la Comunidad Valenciana, es, según Puig, “no violentar” al pueblo musulmán (supongo que al que convive en nuestro país) “en la actual situación histórica que vivimos”, considerando que “en aras de fomentar la convivencia pacífica entre los cristianos y los musulmanes habría que cambiar algunas partes de la fiesta”. En definitiva, habría que “edulcorar” la batalla final de la Reconquista para que el triunfo cristiano “no se evidencie como la supremacía de un pueblo sobre otro”. Es más, el President valenciano apunta también que convendría cambiar la denominación de “moros” por “musulmanes” o “mahometanos”, pues circunscribir el colectivo a los procedentes del Norte de África resulta “reduccionista” y de lo que se trata es de adoptar gestos que “visualicen nuestra voluntad de integrar de forma plena y definitiva a quienes ya forman en número una parte muy importante de nuestra región”. Y, por si no fuera suficiente, Mónica Oltra, la que realmente manda en la Generalitat, explica que “todos entendemos que se trata de una tradición histórica muy arraigada, pero hay determinados actos…que escenifican actos violentos protagonizados por los moros y que deberían desaparecer para no promover la islamofobia”. Finalmente, para rematar el asunto, el Consell anuncia que a partir de ahora cualquier ágape de actos oficiales no incluirá jamón ni cualquier otro producto que contenga cerdo con el fin de que “cualquier persona pueda participar del mismo sin problema alguno”. No extraña que la Federación Alicantina de Moros y Cristianos haya tachado el asunto de “mamarrachada absoluta” que “atenta contra nuestra idiosincrasia festera y nuestras costumbres”.
            Ahora resulta que unas fiestas, que conmemoran las batallas que se libraron durante la Reconquista, violentan a los actuales musulmanes que han decidido vivir libremente en España y que para tener con ellos la fiesta en paz (nunca mejor dicho) lo que hay que hacer es cambiarlas o incluso eliminarlas como piden algunos, cuando lo procedente y sensato sería convencer a todos de que sencillamente se trata de una fiesta, obviamente basada en hechos históricos y, por tanto, nada ofensiva para las actuales generaciones. Entender que dichas fiestas promueven la islamofobia es sencillamente de psiquiatra, tergiversar los hechos históricos que se conmemoran como si no hubiera habido vencedores y vencidos una estupidez cateta, y cambiar las denominaciones para evitar el reduccionismo, como si de un tratado histórico riguroso se tratara, es simplemente absurdo. La Historia de cada país es la que es y sus tradiciones, casi siempre derivadas de ella, también. Todo ello, obviamente, circunscrito a un tiempo y un contexto determinado. No entenderlo así, como hace Puig, es una aberración y desfigurarla conscientemente por cualquier motivo una barbaridad absoluta. La Reconquista fue lo que fue, un largo proceso histórico, no siempre bélico (a veces convivieron cristianos, musulmanes y judíos en paz, entendiendo la paz con los patrones de entonces), por el que los cristianos expulsan a los musulmanes, quienes previamente habían invadido al Reino Visigodo, también cristiano y así sucesivamente hasta el Neolítico. Sólo a los descerebrados se les puede ocurrir agravios comparativos o reivindicar territorios, como Al Ándalus (el territorio ocupado por los musulmanes) ya que por esa regla de tres igual derecho tendrían visigodos, romanos, fenicios, cartagineses, griegos….y todos aquellos civilizaciones que fueron sometidos en su momento por otros pueblos. Y de aquellos hechos nacen tradiciones que perviven actualmente, sin que ello suponga ofensa alguna a nadie.
            Y para colmo, el asunto de los ágapes oficiales sin jamón, carne de cerdo o sus derivados para que todos los invitados participen sin problema alguno. Supongo que también sin vino o bebidas alcohólicas. Es evidente que la Generalitat, en un acto de comprensión infinita, opta para que los problemas los tengan los españoles no musulmanes, que somos la inmensa mayoría. Y en nuestro país. Esperemos que, al menos, por razones de reciprocidad, exigirá el mismo trato para los españoles que residan en países musulmanes o los visiten, lo contrario, como sucede ahora, sería extremadamente injusto. Tengo la certeza de que la inmensa mayoría de la comunidad musulmana en España así lo ve. Sólo una minoría y el Consell ve lo contrario.  
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena

lunes, 28 de agosto de 2017

SI TINC POR; SI TENGO MIEDO



                        Sumándome obviamente al lema de la manifestación antiyihadista de Barcelona “No tinc, por” (“No tengo miedo” en castellano para que lo entiendan quienes no tienen la fortuna de dominar ambas lenguas oficiales, castellano y catalán, en España), tengo que expresar a continuación que “Sí tinc por” (“Si tengo miedo”), no ya a las células yihadistas asesinas, que en cualquier lugar pueden sembrar el horror puntualmente, provocando un profundo e infinito dolor inmenso, asesinando cobarde e impunemente a personas inocentes e indefensas sin razón ni sentido alguno, pretendiendo arrebatarle su libertad para imponerles mediante la violencia y el horror inmenso su siniestro proyecto de sometimiento a sus fundamentalistas reglas sociales de su visionario e indiscutido sistema de esclavitud y anulación de cualquier civismo en libertad, inspirado desde el más allá mediante una torticera, injusta y radical interpretación del Corán, que, como antaño sucedía con la Biblia, les capacita para matar en nombre de Dios, sea el que sea, otorgándose además el siniestro honor de convertirse en mártires. No tinc por, no tengo miedo, a semejantes descerebrados por mucho daño que puedan causar a las gentes de buena voluntad ya que, no sin esfuerzos ni sacrificios, la unidad indispensable de los hombres libres, de los ciudadanos del mundo amantes de la libertad y la paz, sabrán combatirlos, como ha sucedido a lo largo de la Historia, y relegarlos al lugar de repudio que les pertenece. Sin embargo, visto lo acontecido en la manifestación y lo que viene aconteciendo desde hace algún tiempo en España, si tinc por, si tengo miedo, a aquellos que con sus demagógicas, sibilinas y cínicas composturas y comportamientos incívicos se camuflan perfectamente dentro del sistema democrático de libertades para desde dentro minar sus cimientos y favorecer, manipulando a las gentes sencillas, sus totalitarios proyectos políticos, tan fundamentalistas, totalitarios y peligrosos para la paz, la prosperidad y la convivencia en libertad como el de los yihadistas, pues siempre es más duro y difícil combatir a los que a hurtadillas recogen las nueces que a quienes con su colaboración disimulada zarandean el nogal directamente y con fuerza para hacerlas caer al suelo.
            Si tinc por, si tengo miedo pues, a quienes, como la CUP entre otros, apenas respaldados por la ciudadanía, mezclando una cuestión de política internacional como es la venta de armas entre diversos Estados con un hecho repugnante como es un atentado terrorista, equiparan responsabilidades acusando al Jefe del Estado y al Presidente del Gobierno, de ser “responsables indirectos” de los asesinatos cuando los únicos culpables y responsables son los terroristas que perpetran los atentados, en este caso además sin utilizar armas; si tinc por, si tengo miedo, a quienes, como Pablo Iglesias por ejemplo, defienden en una entrevista televisiva, rodeado de acólitos demócratas de toda la vida, los abucheos al Rey y a Rajoy, máximos representantes del Estado, en nombre de la “libertad de expresión” y que acto seguido su caterva de seguidores no dejen expresarse en la siguiente entrevista a Andrea Levi con gritos e insultos constantes o que para entrevistar a García Albiol, por ejemplo, se tenga que buscar un rincón apartado de la manifestación; si tinc por, si tengo miedo, a que con absoluta impunidad aparezca en los medios una patética y tétrica representación cupista antisistema con fotos boca abajo del Jefe del Estado para romperla a continuación ya que su escaso porcentaje de votos catalanes les legitima para hablar en nombre del pueblo catalán y su aversión al Monarca; si tinc por, si tengo miedo, a que el máximo representante del Estado Español en Cataluña, Puigdemont, presuma públicamente de tener ya las urnas preparadas para celebrar un referéndum ilegal cuando debiera hacer justo todo lo contrario y defender la misma legalidad que le inviste con semejante autoridad; si tinc por, si tengo miedo a que demasiados partidos políticos, que se dicen democráticos, no quieran participar con todas las consecuencias en el Pacto Antiterrorista junto a PP, PSOE y Ciudadanos, lo que sin duda resquebraja la unidad de acción frente a una de las mayores amenazas que tiene planteada el país; si tinc por, si tengo miedo, a que el fundamentalismo independentista, que tanto daño ha causado a los pueblos a lo largo de la Historia, prevalezca sobre las víctimas de los atentados, sobre el dolor de sus familiares y sobre la amenaza terrorista, intentando ejercer durante la manifestación sus dotes propagandísticas al mejor estilo nazi goebbeliano de un único y supremo principio, una única y suprema idea, la independentista en este caso, visualizada con la concentración de un centenar de banderas esteladas, no oficiales, próximas a las autoridades del Estado al que quieren liquidar. Si tinc por, si tengo miedo, y no precisamente a los yihadistas, hay otros incluso tan peligrosos como ellos, aunque con apariencia de demócratas de toda la vida.
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena